Tras
un parón más largo que un día sin intenet[1], vamos
hoy con otro tema de sumo interés en la historia de España. Hemos comentado que
todo el periodo de la Edad Media era un pisto considerable. Pues bien, resulta
que el S.XIX tampoco está nada mal en cuanto a complicaciones[2]. Así
que vayamos con un apartado de relevancia en ese momento, cuyas repercusiones
no os creáis que se han disuelto del todo. Hablamos de – tachán tachán – “Las guerras carlistas”. Sé que suena muy
a rollo, pero son de lo más divertidas, confíen en mí. Yo nunca les mentiría en
algo así.
Pongámonos
en antecedentes. En España está gobernando
Fernando VII, un rey tan capullo que haría bueno al hijo malvado entre
Joffrey Baratheon y Ramsay Bolton. Mientras en el resto de Europa ya han tenido
sus experiencias con parlamentos, constituciones, separación de poderes y esas
cosas, aquí nada, todavía monarquía
absoluta y encima tan contentos. Si a los europeos les van esas cosas que te
llevan de cabeza a las calderas de Pedro Botero, allá ellos, pero aquí, en la patria de Isabel la Católica, Don Pelayo y el Apóstol Santiago (que no era de
aquí propiamente dicho, pero como mató muchos moros le concedimos la
nacionalidad sin tener que casarse con una paisana) aquí, ya digo, rojerías de esas las
justas.
Fernando VII con el traje de trabajo. Cara de donar a la cruz roja precisamente no tenía el hombre. |
Lo
de contentos no es exagerado, ¿eh?, que en 1820 hay un pronunciamiento militar,
el golpe de Riego[3], que consigue que el rey
tenga que rejurar la constitución[4] ,
exiliarse y que nos tiremos un par de añitos intentando modernizarnos.
Finalmente es repuesto, los franceses envían a los 10.000 hijos de San Luís
para reinstaurar el absolutismo y a su vuelta a España un grupo de mujeres, al
grito de “¡vivan las caenas!”
desenganchan los caballos del carruaje del rey, se colocan unos yugos de esos
de los bueyes y llevan ellas mismas la carroza, que hasta él tenía que estar
flipando. Sé que suena a película de humor exagerada, pero es completamente
cierto.
En la versión oficial el carro lo llevaron un dodó, un mono con cara de avispado y una gineta a la que pinchaba un bombero con pañales. Más guay quedaba, las cosas como son. |
Y ésto me ha salido en google imágenes buscando "golpe de Riego" y como soy medio tonto y todo me hace gracia tenía que compartirlo. |
No
os preocupéis que Fernando VII vuelve pero la diña pronto. La pega es que hasta
muerto nos tuvo que fastidiar porque ahí va a empezar todo el follón.
El
rey no tiene hijo varón, solo una niña, la que será futura reina Isabel II[5]. En
los borbones, monarquía campechana y moderna donde las haya, se lleva la “Ley
Sálica”, es decir que el heredero al trono tiene que ser el hijo varón aunque
sea el decimosexto, después de quince niñas.[6] ¿Qué
no hay niños en el matrimonio? Pues nada, qué le vamos a hacer, el varón de la
familia más cercano entonces.
¿Era
tonto entonces Fernando VII siendo rey absoluto y teniendo solo una niña no
haber cambiado esa ley a tiempo? Vayamos por partes. Tonto era, en efecto. Pero
tanto él como su padre, Carlos IV, tratan de cambiarlo. El apaño legal se llamó
“La pragmática sanción” que suena casi tan bien como el test Voight-Kampff[7]. La
cosa es que cuentan que en el lecho de muerte del rey, el padre Calomarde,
confesor personal del rey, consiguió que la derogara por lo que “legalmente”
seguía en vigor la ley sálica. Y no era la primera vez, que la ley en cuestión
se pasó unos ratos buenos sendo derogada y puesta en vigor según le iban
comiendo la oreja al rey los distintos miembros de la camarilla[8] de la
corte.
¿Y
que más le daba al tal Calomarde se preguntarán ustedes y con razón? Muy buena
pregunta. Pues la cosa es que la Reina
María Cristina estaba empezando ya a demostrar ciertas simpatías liberales, más
que nada porque pensaba que los liberales sí aceptarían a su hija como reina. Mientras que el hermano del rey, Carlos María
Isidro de Borbón (de ahí lo de carlistas) era lo que viene siendo “más papista
que el papa” y a defensor del catolicismo no le ganaba ni el santo padre recién
comulgado[9].
Carlos María Isidro de Borbón vestido de Vlad Tepes en los carnavales de Basauri. De la futura reina no ponemos cuadro porque era una niña y la protege la ley del menor. |
Así
que, el rey la diña, la reina madre dice
que la pragmática sanción vale y que su niña es la nueva reina de España
(Isabel II) y su tío se junta en el norte con unos cuantos colegas de txacolís
y a defender que se lanzan una serie de principios, que serán los del carlismo:
“Dios, patria, fueros y rey”. Los conceptos de dios, patria y rey supongo que
estarán claros, así que expliquemos qué son los fueros[10].
Bien contado son unos estatutos jurídicos propios que pueden tener algunas
localidades (Navarra los sigue teniendo, de ahí lo de comunidad “foral”[11]) que
los solía otorgar el rey desde tiempos medievales. En el caso de Navarra y el País
Vasco se los concede Felipe V porque son territorios que apoyan al bando Borbón
en la guerra de sucesión y por eso mismo se los quita a Aragón y Cataluña, para
que aprendan a apoyar a los Austrias la próxima vez.
El
caso es que los liberales son más de que todos los territorios sean iguales,
que paguen todos los mismos impuestos y demás, cosa que a los territorios con
fueros pues no le suenan del todo bien.
Así
que ya tenemos dos bandos, los Carlistas, que apoyan al infante Don Carlos y
serán dirigidos por el general Zumalacárregui y los Cristinos, que apoyan a la
reina regente, María Cristina de Borbón (aunque también se les llamará, sobre
todo más adelante, Isabelinos) y que comandará el general Baldomero Espartero,
uno de los principales protagonistas de toda la historia del XIX en España[12]. Las
guerras carlistas tienen tres fases, pero hablaremos de momento solo de las
primeras de ellas.
Zumalacaregui con la boina de entretiempo y el Marca bajo el brazo para leer con el café qué había hecho esta semana el Athletic. |
Las
guerras están llenas de anécdotas curiosísimas, como que es el cocinero de
Zumalacárregui quien inventa la tortilla de patatas durante el asedio a Bilbao
o el momento en el que el mismo general carlista ve a todo un batallón
caminando sin zapatos, y al preguntarles la razón le responden que les había
dicho su capitán que los cuidaran y no los rompieran que andaban mal de
presupuesto. También es curiosa la táctica a lo Elliot Ness de destrozar todos
los toneles de vino de los pueblos que iban tomando para hundir la moral del
enemigo[13].
Y este es Espartero quien parece estar a punto de levatarse a dar de tollinas a los que hablan al fondo. |
El
caso es que se trata de una guerra civil se mire como se mire en la que
enfrentan varias concepciones del mundo: Monarquía absoluta-monarquía
constitucional; Campo-ciudad; privilegios religiosos-liberalismo;
Periferia-centro; DC-Marvel… Las dos Españas, vamos.
Finalmente,
en esta primera fase de la guerra, Zumalacárregui muere en el citado asedio a
Bilbao y Espartero derrota al resto del ejército carlista en Luchana. El grueso
del ejército carlista, dirigidos por Maroto, firman la rendición siempre que se
les mantengan los rangos militares que ganaron en la guerra, pero un grupo de
ellos, tildan de traición la paz y comandados por el general Cabrera seguirían
la guerra por la zona del Maestrazgo, pero dando ya menos la lata. Isabel II es
nombrada reina, aunque como es menor de edad se queda como regente su madre
(luego será regente Espartero y todo) y empieza el largo proceso del
asentamiento del liberalismo en España, que ya terminaremos otro día[14].
Espartero y Maroto firmando la paz en el "Abrazo de Vergara", tan efusivamente que parece que va a sonar la música en cualquier momento y que el resto del ejército molesta. |
[1] Ya no vuelvo a jurar que la próxima vez
tardo menos en actualizar que luego rompo más juramentos que Jaime Lannister.
[2] Son solo 100 años, sí, pero están comprimiditos
y pasa prácticamente de todo, exceptuando cyborgs que vengan del futuro e
invasiones alienígenas. Y si las hubo, se ocultaron muy bien.
[3] Riego es un militar progresista que
trata de acabar con la monarquía absoluta de Fernando VII. Lo de golpe de Riego
no tiene nada que ver con dar azotes con una manguera.
[4] Porque ya la había jurado el muy ruin
nada más terminarse la guerra de independencia, pero luego ya se sabe cómo son
los reyes con las constituciones, que al principio todo es muy bonito, pero
luego ni las escriben, ni las llevan a sitios bonitos, ni las dicen lo mucho
que valen. Vamos, que no la estaba haciendo ni caso.
[5] Os recuerdo que en historia no hay
spoilers, así que no he destripado nada a nadie. Que ya os veo venir.
[6] El actual rey de España Felipe VI lo es
precisamente por eso, que su hermana nació antes. Así que tampoco estamos
hablando de cosas tan remotas. Cronológicamente hablando, claro, que atrasado
lo es un rato. Tanto la ley sálica como la monarquía, me refiero. Aunque si nos ponemos técnicos y con goyerías, la ley
Sálica, como tal ya no existe en ningún país, se lleva una variante que es la
ley Agnaticia. Pero, vamos, si vosotros no decís nada y la seguís llamando
sálica, yo no voy a chivarme a nadie.
[7] Hoy sacamos pronto a relucir los puntos
Cooper, esta es la referencia para ganarlos.
[8] Al menos era la camarilla y no el
Sabbat. Y esta vez la referencia friki es tan difícil que al que la acierte se
le doblan sus puntos Cooper. Sin mirarlo en Internet, claro.
[9] Hoy diga sigue existiendo un partido
carlista y este mismo verano de 2015 han escrito un panfletillo para que siga
habiendo en playas y piscinas zonas mixtas para que no se junten hombres y
mujeres. A mí me suena a fake, pero lo han publicado también gente de la prensa
seria así que os hacéis una idea de cómo se las gastaban los carlistas de
antaño comparados con los actuales.
[10] Y no haremos gracias con los fueros de
juego ni chistes fáciles similares.
[11] No era porque recogieran margaritas y
ramitos de violetas, que lo mismo alguien se lo preguntaba.
[12] Y haciendo un poco de Spam, protagonista
también de una excelsa novela por web que escribe este mismo autor y que
actualiza todavía menos que este santo blog: “Espartero exterminador de
monstruos”. Pueden seguirla en: www.desdeaquiabajo2.blogspot.com
[13] Y porque no había fútbol que si no
hubiera puesto candados a los estadios y ya no te cuento la que se liaría en
España.
[14] Indicando eso sí que lo que se entendía
por “liberal” en el siglo XIX y actualmente no es exactamente lo mismo.