Bueno, pues se ha quedado una buena
tarde después de la Gran Guerra, ¿no?[1] Mira que se habían intentado previamente unos
sistemas de relaciones internacionales entre los países para que no se llegara
a más conflictos bélicos, pero la verdad es que ninguna de ellos fue muy allá
que digamos:
-
Tras las guerras napoleónicas, se pensó en realizar
periódicamente congresos como el de Viena (1815) donde las grandes potencias
decidirían todo y el resto de países limpiarían las mesas sin estorbar a sus
mayores.[2] Con
ideacas como el poder intervenir militarmente un país en el caso de que hubiera
en él revoluciones[3].
-
Después vino Otto Von Bismarck (canciller de Prusia) quien
prácticamente dirigió las relaciones internacionales del momento y quien se
flipó de mala manera firmando alianzas, post alianzas, alianzas deconstruídas, pactos
secretos, pactos secretos dentro de los pactos secretos... pero pasa como
cuando tienes varios grupos de whatsapp y acabas hablando mal de alguien
pensando que estás en un grupo, pero lo has escrito en el que no debías donde
está esa persona. Pues eso, que al final la cosa fue un carajal y tampoco
funcionó muy bien.[4] No es de extrañar que
finalicen las movidas en guerra, la Franco-Prusiana. Antecedente directo de la
Primera Guerra Mundial.
Venga, va, que se nos ha ido la mano esta vez. Un poco de calma todos. |
El presidente de EEUU, Woodrow
Wilson[5], ya había hablado varias veces de crear una
organización internacional que garantizara la paz en el mundo. A día de hoy nos
suena raro porque cuando un presidente americano (o una peli de Hollywood) dice
“todo el mundo” se refieren solo a los USA, pero el pobre Wilson iba de buenas,
de verdad. Dadle solo por esta vez el voto de confianza.
El presidente americano Wilson en la Tomatina de Buñol. |
El hombre da en 1918 un discurso al
senado donde expone sus catorce puntos[6]. La
idea era lanzar varias propuestas para acabar con “el fantasma de la guerra” y
cómo se puede crear un nuevo orden mundial de ahora en adelante. El caso es que
en el último de los catorce (lo mejor para el final) habla de la creación de
una “asociación general de naciones” Vamos, como la Federación de Planetas
Unidos de Star Trek, pero sin Klingons [7].
¡Maldita federación humanonormativa y sus estereotipos con los Klingons! |
El bueno de Wilson debía de ser un
influencer con millones de likes en instagram y comentarios en youtube[8] y ya en el Tratado de Versalles tras la guerra
se recoge el “Pacto de la Sociedad de Naciones”, basado en esas ideas, que entra en vigor en Enero de 1920.
Esta sociedad de naciones se
propone mantener la paz y se insta a las naciones que agoten todas las
posibilidades pacíficas antes de llegar a las manos[9]. Se
plantean sanciones para el primer estado que agreda a otro y listos. El
problema viene precisamente en cómo articular el concepto de “agresión”[10]
¿Sabéis qué es lo más gracioso de
todo? Que luego el senado de EEUU vota en contra de que el país firme el pacto.
Como os lo cuento.
La Sociedad de Naciones decidiendo sobre la línea neutral con el Imperio Romulano. |
Finalmente se crea la Sociedad de
Naciones, como una organización a nivel mundial, una especie de ONU versión
beta, pero que destacó precisamente por su falta de universalidad: Alemania no
entró hasta 1926, la URSS hasta 1934 y según pasan los años, Alemania, Japón e
Italia se van pirando en los años 30 según van ganando terreno aquellos que no
deben ser nombrados. Total, para no hacer el más mínimo caso a las resoluciones
y pasárselas por dónde cada uno se imagine, dejan de ir y punto. Que ir para
nada es tontería.
Si nos ponemos pejigueros, pues la
verdad es que fue un fracaso la idea, pero siempre se considera como un buen
intento (honesto al menos) y muchas de las instituciones (asamblea general,
consejo de seguridad, secretario, tribunal internacional de justicia…) se
reutilizarán posteriormente para el
reboot que supuso la creación de la ONU.[11]
Fases en las relaciones
internacionales
Suelen diferenciarse tres frases en
las relaciones entre los países, según
van evolucionando y cambiando ya desde el final de la guerra.
1) Tensiones tras la guerra.
Los tratados de paz van a ser
terriblemente duros con Alemania (pero la culpa es solo suya por haber perdido
la guerra, si hubieran resultado vencedores no se verían en ésta), les toca
pagar toda la fiesta (deudas de guerra se llaman) lo que produce una hiperinflación tremenda.
Se cuenta la anécdota de que si en Alemania en ese momento querías tomarte dos
cervezas las pidieras juntas porque si no cuando lo hicieras con la segunda ya
habría subido. Y en 1923 una barra de pan llega a valer doscientos mil millones
de marcos[12]. Ante la situación no
queda otra que tirar la moneda y hacer una nueva a ver si no se devalúa tanto.
Además, soldados franceses ocuparan
la cuenca minera del Ruhr no sea que se escondan el carbón en el recto y luego
cuando salgan de la mina digan que ya no quedaba.
El trato a Alemania, que no
reconoce las decisiones del tratado, va a ser causa directa de que ciertos
movimientos ideológicos campen posteriormente a sus anchas en un país
totalmente arruinado.
¡Usted, el bohemio de la pipa! A ver si va a estar escondiendo carbón por ahí. |
2) Optimismo pacifista.
Una ola de buenismo comienza a
florecer, Alemania piensa que de buenas lo mismo le van las cosas mejor, así
que acepta las resoluciones que se tomaron sin su consentimiento tras la guerra,
con eso logra que sea incluida en los organismos internacionales (aunque ya
sepáis que va a durar poco). Todo lo cual se lleva a cabo en el tratado de
Locarno (1925).
Tras tres años de parón, el blog vuelve con chistes que alcanzan cimas nunca soñadas |
EEUU no quiere quedarse atrás y se
une también a este intento de instaurar el buen rollo internacional[13]. Un
comité del senado (el comité Levinson) intenta hasta poner a la guerra fuera de
la ley.
En 1928 quince naciones firman el
pacto Briand-Kellogg[14] en
el que se condena la guerra como medio de resolución de las disputas entre
países y abre el futuro a una nueva dinámica en la manera en que los países
gestionarán sus diferencias.
Pacto Briand-Kellogg. Alegoría. |
Bueno, pues nada. Se acabaron las
guerras para siempre, ¿no? A partir de este momento, todos los seres humanos
sin importar dónde hubieran nacido se unirían para cooperar, avanzar y
descubrir las estrellas. Me temo que no.
3) Virajes hacia la guerra.
Este punto es tan importante que
casi lo dejo para una entrada posterior. Sí, de esas que digo siempre que haré,
pero que luego nunca hago. Pero peor sería estar en la calle cometiendo delitos
o grabando vídeos de reggetón para subirlos a Internet.
[1] Recordemos que no se llama
“Primera Guerra Mundial” hasta la segunda. Que de verdad de la buena, esta vez
en serio, no podía volver a haber otra guerra tan cruel como la que acababa de
terminar. El equivalente de “No vuelvo a beber” a escala de países. Aunque
divago, ¡cómo vais a saber los adolescentes qué eso del beber! Preguntadle a
vuestros mayores.
[2] Bueno, eso o lo que quieran que hagan los pobres, que yo
no sé para qué les están pagando que eso lo lleva una subcontrata.
[3] Que equivaldría a lo que
os dicen algunos padres o profesores de: “¡No digáis tacos, joder, me cago
en…!”
[4] Aclaro que en su origen,
estas notas de página pretendían ser humorísticas, ahora en el Mundo Millenial
(MM en lo sucesivo) me veo obligado a aclarar que Bismarck no tenía Whatsapp.
No se había inventado aún. Se apañaban con los canales irc y el Messenger. Vale,
otra broma, no me la tengáis en cuenta, que ya estoy mayor.
[5] Con su nombre aliterado
como los superhéroes y todo (Peter
Parker; Bruce Banner; Loise Lane; Scott Summers, Pedro Picapiedra…)
[6] Explica catorce ideas,
para un mundo mejor, no es que les enseñe los catorce puntos de la operación en la
rodilla.
[7] Pensabais que iba a
asociar una nación real con los Klingon, ¿verdad? Pues no: ¡tuHmoH! (es
Klingon, sí)
[8] Insisto, es retórico y
humorístico, no, no se había inventado. Que si no lo dejo claro lo mismo me expedientan.
[9] La dijo un gran hombre,
Salvor Hardin (léanse todos la trilogía de “Fundación” de Asimos) que la
violencia es el último recurso del incompetente.
[10] Y ni con un buffete de
abogados delante pienso comentar nada al respecto.
[11] Lo de que la ONU, al
igual que la Sociedad de Naciones, tampoco sirve para nada lo habéis pensado
vosotros, yo no he dicho nada.
[12] Y esto no es una broma ni
una exageración. Fue real.
[13] #porlapaz #guerrasno
#buenrollo.
[14] Llamado así por Por el ministro de
Asuntos Exteriores de Francia, Aristide Briand, y del Secretario de Estado de
los EEUU, Frank B. Kellogg. No porque hubiera un gallo que publicitara
cereales.