viernes, 14 de julio de 2017

Las Guerras Médicas I



Las guerras médicas no surgieron porque se desmantelara la sanidad pública en Esparta o porque quisieron echar a gorrazos a todos los homeópatas del Ática[1], sino que son las que enfrentaron a los griegos con los persas, llamados por los helenos medos, porque eran un pueblo con el que ya habían tenido antes sus más y sus medos[2]. Pero vamos con calma, que os conozco y luego al final os liáis, por más prístino que explique yo las cosas.
Todo ésto ocupaba el Imperio Persa. Como que iban a dejar que unos muertos de hambre vestidos con toga se les pusieran tontos.

  Hemos dicho “griegos”, así a lo loco, pero hay que indicar que en el mundo antiguo (más concretamente en el S. V a.C) están divididos en ciudades-estado independientes, las llamadas polis. Cada polis tenía sus órganos de gobierno propios, sus leyes, su ejército, su moneda, sus servidores del WOW[3]… Sin que ninguna metiera mano en los asuntos de las otras, guerras aparte. Pero sin embargo tenían varios elementos que les unían y les hacían sentirse como un conjunto, ya que por encima de las polis existía el concepto de la hélade, lo que se consideraba como la unión de todos ellos puesto que compartían, una misma lengua; creían en las mismas tonterías, digo en los mismos dioses; Sentían que tenían unos orígenes comunes (narrados, por ejemplo, en “La Iliada”) y de vez en cuando organizaban unos juegos deportivos celebrados en Olimpia antes de que los patrocinaran conocidas marcas de refresco con más azúcar en una lata que en todas las plantaciones de caña de Cuba y antes de que los deportistas millonarios que tributan en paraísos fiscales fueran jaleados desde la distancia por sus conciudadanos, quienes lejos de hacer deporte alguno usan el coche hasta para ir a mear, como si en vez de golpear con cierta gracia una pelota (o saltar una valla, no hago distingos) hubieran  erradicado el hambre en el mundo o evitado el deshielo de los polos. Pero estoy divagando, ¿por qué me dejáis divagar?[4]

   No hay polis solamente en la Península Balcánica (lo que hoy es Grecia, vamos), las hay también en el Sur de Italia, lo que se conocía como la Magna Grecia, junto con colonias por todo el Mediterráneo (el fin del mundo, es decir la Península Ibérica incluído), y hasta, y ya nos metemos en harina, en el litoral de Asia Menor (la actual Turquía), lo que para ellos venía siendo la Jonia, ya que esas colonias habían sido fundadas por los Jonios. En esos momentos el Imperio Persa, bajo la dinastía aqueménida, se pone a conquistar por Asia y el Mediterráneo como si no hubiera un mañana (incluyendo antiguos pedazos de imperios como fueron Babilonia y Egipto) y se encuentran con que en la costa hay unos pocos mataos que le estaban pagando unos tributos de pacotilla al antiguo poder de la zona, los Lidios, quienes además le dejaban una autonomía que ríase usted de la constitución de 1978 y el estado supranacional[5]. El caso es que los persas se ponen más chungos con el tema de los tributos[6], la independencia que hasta ahora tenían los jonios y esas zarandajas, motivo por el que estalla una revuelta entre las colonias de la Jonia. Conocida, muy originalmente, como “La revuelta Jonia[7]
Mapa de la Hélade, la Jonia es lo que está al lado del Imperio Persa, sí. Está en blanco y negro porque la TV todavía no era en color.

Tienen una ayuda testimonial del continente, Atenas les envía su más profundo apoyo, dos besos y veinticinco barcos. En un principio se plantean dejarlo solo en el apoyo y en los besos[8], pero luego recapacitan y se percatan de que lo mismo les viene bien tener los puertos de Asia libres para que a Atenas llegue grano y así puedan seguir sus ciudadanos sin preocupaciones con sus debates en el Ágora y sus otras cosas que tanto caracterizaban a los griegos en la antigüedad[9]. Eritreia también echa un cablecillo, sin que tampoco se note mucho y Esparta ni siquiera manda el apoyo moral, ni los besos al igual que hacen el resto de las polis.

  Aquí habría que hacer un pequeño inciso y es resaltar que solamente tenemos fuentes escritas de las guerras de origen griego, no ha quedado nada registrado por parte persa[10]. El historiador que las recoge fue Herodoto, conocido como “El padre de la Historia” o “El primer historiador de occidente”, quien a pesar de ser de una generación posterior a los hechos narrados, sí que parece que se tomó las molestias necesarias para ser lo más veraz posible. Aun así están contadas desde el punto de vista griego, hago constar. Y como los griegos son muy folclóricos y muy de personalizar, tienen que sacar a colación al tirano de la ciudad Jonia de Mileto[11], Aristágoras, quien, según Herodoto, quiso conquistar no sé qué con ayuda persa, pero le sale mal la movida y entonces, regodeándose en su propia crapulencia[12], provoca la revuelta para salvarse de las iras del Imperio por su fracaso. Bueno, Aristágoras y su suegro, un tal Hestieo, que por lo visto fue quien le acabó comiendo el tarro para ello[13].
Herodoto taciturno pensando en que su hija la historia desde que se lió con el youtuber ese famosete ya nunca le llama.

  A lo que vamos, los Jonios se levantan en armas, toman pronto la ciudad de Sardes (y la queman hasta los cimientos y esas cosas), pero finalmente la revuelta se alarga y van a fracasan en defender la propia Mileto en el 494 a.C, tras la derrota en una impresionante batalla naval. Es lo que tienen lo persas, lo de ser un imperio y poder disponer de los recursos de todos los territorios añadidos al mismo, como por ejemplo de naves egipcias y fenicias, que de cosas de barcos sabían un rato. Por lo visto también influye que el jefe de la flota confederada Jonia, Dionisio de Focea, era un borde que con él palmaba gente hasta en las maniobras, razón por la cual algún que otro barco se le pira antes de empezar la batalla y que se coma luego él los marrones, que para eso cobra más y tiene galones. Curiosamente el tal Dioniso es uno de los poco “protagonistas con nombre”[14], que se salvan, que al final el suegro y el yerno no lo contaron.
Unos dicen que los persas deportan a todos los ciudadanos y lo repueblan con persas y otros que hacen lo más habitual, matar a todos los hombres y vender a las mujeres y niños como esclavos[15]. Sea como fuera, el resultado es un: “Hale, para que vuelvan a rebelarse. Rebelión terminada”.
Es la batalla naval por Mileto. Pero parece que los de la playa les están ayudando a aparcar: "Vas bien, vas bien, vas bien. ¡Para, para!

 Y a todo esto, la guerra propiamente dicha aún no ha empezado, que  no han sido más que  los preliminares[16]. La Primera guerra Médica va a comenzar ahora, justo donde vamos a dejarlo para dar emoción. Diremos solo que va a comenzar porque Dario, gran rey persa, decide que tiene que castigar a Atenas y a Eritreia por el apoyo (ese prácticamente inexistente, ¿recuerdan?) a los Jonios y que si ya de paso se abren rutas comerciales por el continente Europeo pues todavía mucho mejor.
Darío contándole un rumor jugoso a un cortesano, quien le responde con un "¡Qué me dices!, ¡me dejas muerto!"

 La Leyenda cuenta que envía emisarios a Atenas y a Esparta a pedir “tierra y agua” (símbolo de la sumisión) y que en ambos sitios les dan matarile[17]. Es la famosa escena de la peli de 300 de “¡Esto es Esparta!”[18]
"¡Esto es Esparta!", "Menos mal, pensaba que me había equivocado"






 Y continuará, esperemos que en breve.




[1] Cosa que, ya que estamos, deberá hacerse en todo lugar y momento histórico.
[2] Y como vuelve el blog, tiene que hacerlo por todo lo alto, con el chiste más malo de toda su andadura.
[3] Sí, ya sé que el World of Warcraft está más acabado que la mano loca, pero es lo que tiene un blog de historia.
[4] ¿Véis? Lo he vuelto hacer. ¿Por qué me dejáis siempre?
[5] Lo de “Ríase de la constitución  de 1978…” es una frase hecha, no se descontextualice que no quiero que se me apliquen leyes de esas nuevas tan poco constitucionales.
[6] Que todos los lujos de la corte imperial no se pagan solos.
[7] Aunque hubiera sido peor que se pusieran originales y le hubieran llamado algo que no tenía nada que ver como, no lo sé, “La constitución de 1978”. Me gusta vivir peligrosamente, sí.
[8] Adelantándose así en más de mil años a lo que luego serán las decisiones de la O.N.U. respecto a las intervenciones de ayuda militar a otros países.
[9] Al teatro me refería, ¿Qué otra cosa penábais, degenerados? que este blog lo leen (espero) mis alumnos y son menores?
[10] Que sería el equivalente a leer las crónicas de los derby Madrid-Barsa solo con lo que cuenten el “Marca” o el “Mundo deportivo”. Bueno, vale, exagero. Herodoto sabía leer y escribir.
[11] En Atenas ya tenían su democracia, pero en otras polis todavía estaban en la fase de la “tiranía”. No se entienda con la acepción actual, simplemente una persona manda en la polis y las decisiones importantes las toma solo él y no los cuatro ciudadanos con derecho a voto como en Atenas.
[12] Esta referencia es la manera de ganarse los puntos Cooper de hoy.
[13] A ver si os creéis que la suegrofobia es algo actual, en la antigüedad también se les echaba la culpa de todo. Y menos mal que no era el cuñado, que si no ya no os cuento…
[14] Los que juguéis al rol entenderéis el concepto de “PNJ del máster”.
[15] Contaría el chiste de “violar a los caballos y matar a las mujeres”, pero no está la coyuntura para tales atrevimientos.
[16] Que según me han contado nunca son suficientes. Aunque no sé a qué se podrían referir, la verdad.
[17] Ser mensajero en la antigüedad era un destino peor que ser miembro de un jurado o de una mesa electoral, aunque sigue sin superar en horror a profesor de secundaria
[18] Por cierto, el cómic 300 de Frank Miller es una maravilla, la peli dirigida (es un decir) por Zack Snyder ya un poco menos. Bueno, infinitamente menos.

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