miércoles, 19 de marzo de 2014

Grandes Gónadas de la Historia. Avance.



GRANDES GÓNADAS DE LA HISTORIA
Esta entrada pretende ser solo un anticipo de una nueva categoría de etiquetas: “Grandes gónadas de la historia”, dedicada a señores (y señoritas, que gónadas tenemos todos) que en un momento dado ponen sus aparatos reproductores encima de la mesa, tiran para delante y dejan huella imborrable en la historia. Alguno dirá que hablaremos solo de soldados, generales y guerreros y muy poco de hombres de paz y que la guerra es muy fea y tal. Razón no les faltará, personalidades importantísimas que no se dedicaron a darse de palos también ha habido y se hablará de algunos, claro, pero lamentablemente esta etiqueta no es para ellos. Que se entienda como una elección más llamativa y peliculera que reivindicativa de una manera de arreglar las diferencias que sirva actualmente.  Hoy día el diálogo y otras presiones hacen mucho más logros, en la historia pasada las cosas no eran tan fáciles y no se pueden contemplar las acciones pasadas con los ojos del presente.

Así que en próximas entradas de esta categoría habrá semblanzas, macarradas (muchas macarradas, sobre todo) y genialidades oportunas de esas de quitarse el sombrero y dar abrazos de machote, de gente grande a la que dedicaremos tiempo como:

Blas de Lezo. Más conocido como “Mediohombre” antes que Tyrion Lannister, ya que había perdido en diferebtes combate una pierna, un brazo y un ojo. Pasa casi toda su vida en la flota española donde destaca en decenas de batallas decisivas, en un S.XVII que ya empieza a marcar el declive de la marina española. Al final de su carrera es destinado a Cartagena de Indias, donde un gracioso incidente con una oreja hace que Inglaterra aproveche el pretexto para echar a los españoles de una vez por todas de América del Sur. Blas de Lezo, con escasos hombres y SEIS barcos (no es una exageración, son seis contados) detiene a la impresionante armada inglesa comandada por el almirante Vernon que tampoco era un cualquiera, ¿eh? La hazaña es tan, pero tan grande, que si el pobre Lezo hubiera sido americano o inglés sería el marino más famoso de todos los tiempos. El responsable último de que hoy día aún se hable español (bueno, es un decir) en América del Sur. Las cosas como son, en Cartagena de Indias (Colombia) tiene una estatua y en España no le conoce ni el gato.
Blas de Lezo y Olavarrieta, "Mediohombre". Grandisérrimo como él solo.

Escipión el africano. Hijo de un cónsul y general de Roma y uno de los mayores generales de la antigüedad. Anibal, general de Cartago (seguramente el segundo mejor estratega de su época y merecedor de otra entrada de grandes gónadas de la historia, es innegociable) tras jurar odio eterno a los romanos, aliarse con enemigos de Roma (como Filipo V de Macedonia) y darles la del pulpo en Cannas, decide dejarse de tontadas y atacar directamente Roma cruzando los Alpes con un ejército de asustar al más pintado, con elefantes y todo. El senado romano se caga vivo y el gran Publio Cornelio Escipión decide que en lugar de esperar a que vengan los cartagineses, mejor es a) cortarles los suministros en Hispania para que el ejército que marcha a Roma tenga que vivir de los rayos cósmicos y b) Atacar Cartago cuánto más rápido mejor y que así Aníbal tenga que retirarse de su marcha para defenderse. El "juego de la gallina" elevado al infinito. Requiere unas gónadas grandes como Estrellas de la Muerte llevarte las legiones fuera de Roma cuando la están atacando, pero las tenía y así logra derrotar al ejército cartaginés en Zama, al ladito de Cartago. Ahí ganó su epíteto de “El africano”. La historia europea posterior le debe el dominio de Roma por el Mediterráneo y la expansión de su cultura. Es decir casi, casi el mundo en el que vivimos hoy.
Dos bustos diferentes de Escipión. Uno de los generales y estrategas más dotados de la historia.

Álvaro de Bazán: Otro de los grandes marinos españoles del S.XVI, Lope de Vega le dedicó unos versos que ponen la carne de gallina “El viejo turco en Lepanto, en la tercera el francés, y en todo mar el inglés, tuvieron de verme espanto. Rey servido y patria honrada dirán mejor quién he sido por la cruz de mi apellido y con la cruz de mi espada” ¿A que dan ganas de apuntarse a los tercios e irse a conquistar Flandes? Vencedor contra los turcos por todo el Mediterráneo, triunfador en Lepanto, luchó  contra Portugal y contra Francia… y quien dijo que la Gran Armada (lo de la Armada invencible fue una coña inglesa) no debería zarpar tan pronto porque no estaba preparada. Razón por la que fue despedido ipso facto por Felipe II y todos sabemos cómo acabó luego el intento de invasión. Al menos a este pobre tiene a su nombre una calle.
"Usted verá, su majestad don Felipe, pero con estas prisas la gran arnada va a hacer el ridículo". Otro enorme, Don Álvaro de Bazán.

Manfred Von Richtofen. Cuando la Primera Guerra mundial se detiene en seco en las trincheras y los altos mandos desde sus despachos impolutos mandan a la muerte a miles de jóvenes;  las metralletas, tanques y gases venenosos acaban con la “gloria” de la lucha y el respeto al enemigo, en el cielo todavía quedaba sitio para el honor. Los ases del aire se respetaban unos a otros y se miraban a los ojos antes de disparar en un duelo de igualdad. Von Richtofen, “El Barón rojo”, un noble alemán que se apunta a la gloria del recién creado ejército del aire y que no solo era el más hábil de todos, además con un sentido del honor que se perdía ya a pasos agigantados. Pensaba que eso de atacar por la espalda, oculto en las nubes y demás no era de recibo, así que pintó a su avión de rojo y a los de toda su escuadra de colorines (en el ejército alemán se referían a ellos como “El circo de Richtofen”) para que todo el mundo les viera recortados contra el cielo y combatir como caballeros. Es más, permitía que los aviones enemigos tocados y que ya no eran un peligro pudieran retirarse. Al morir derribado, sus enemigos los británicos le entierran con honores de héroe militar (lo mismo hicieron con el almirante español Churruca, perdedor en Trafalgar, siglos antes).
Von Richtofen. Elegancia, clase y habilidad como piloto. ¡Vivan los ases del aire!

Anne Bonny y Mary Read. Mujeres piratas. Eso lo dice todo. Sanguinarias como ellas solas, pero pioneras en un mundo, como el de la piratería, ligeramente dominado por los hombres. La piratería caribeña es otro de esos temas geniales, pero muy poco conocidos.
Mujeres y piratas, ¿se puede pedir más? Si es así no quiero saberlo.

Pues eso, que en próximas entradas alternaremos los temas más al uso con estas otras de “grandes gónadas de la historia” donde empezaremos con alguno de los aquí mencionados. Este post era solo una manera de captar la atención con vistas al futuro ¿Lo hemos conseguido?

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