Si la guerra fría fuera una
serie de TV hablaríamos seguramente de
tensión sexual no resuelta. Ya sabéis, los protas a lo largo de tres temporadas
se tienen ganas, pero no acaban de lanzarse aunque todos sabemos que si terminaran
en la cama se cagaba la pastora del escándalo que montarían y se perdería la
gracia de la serie. En la situación mundial que se nos queda tras la II guerra
mundial viene a pasar lo mismo, EEUU y
la URSS si se enganchan no se sueltan, así que prefieren irlo dejando pasar,
mientras van metiendo episodios de relleno y enredando a terceros en sus líos
amorosos en el momento de gloria de los servicios secretos de espionaje (“Oye,
Checoslovaquia, que yo no me atrevo a ofrecerlo, pídeme el Plan Marshall y así
pongo celosos a los rusos, anda” o “¿Dejaría usted, señor Castro que le metiera
unos misiles hasta la cocina. Es que luego igual los uso para abrocharme a
los americanos”)
Normalmente, tras una guerra
siempre suele venir un periodo de paz y de buenos propósitos[1],
la primera guerra mundial es el más claro ejemplo, pero tras la segunda las
cosas no van a ir por ese camino, todo lo contrario, se va a llegar a un estado
de tensión permanente con el abismo de la guerra atómica entre bloques mirando
la hora y esperando su turno con impaciencia. Se intentará calmar un poco la
situación con la creación de la O.N.U (que no es más que una copia de la
Sociedad de Naciones que ya se intentó en 1919) y que hoy día sigue haciendo
cosas tan útiles para las relaciones internacionales como reunirse para
plantearse el castigar con sanciones, luego ya si eso, a un país meses después de que se haya
hinchado a matar gente.
El caso es que ya se veía venir
antes de acabar la guerra y seguro que las madres de Stalin y Roosevelt se lo
decían cada día junto con que se pusieran la bufanda. Ya cuando a Hitler se le empezó a ir del todo el
columpio de mala manera (viendo todo lo que hizo parece mentira que se le
pudiera ir más, pero sí, se puede) y
decidió invadir Rusia llevando en la maleta solo ropa de verano y novelas
ligeras para leer en la playa; tras el
noveno gol de Mussolini en propia puerta[2]
y la ideaca de Japón de bombardear Pearl Harbour logrando que EEUU entrara en
la guerra fresquito y recién peinado, los aliados ya empiezan a hacer quedadas
para ver cómo se repartirían el tinglado cuando ganasen. Y mira que empezó la
guerra con el eje para acojonar a cualquiera, con casi toda Europa conquistada
en pocos meses y la guerra relámpago alemana no dejando ratón con bigote. El
caso es que, según iba acabando la guerra, en las conferencias que se iban
realizando para matar el rato y comer de gorra, en Teherán (1943), Yalta (1943)
y Postdam (1945)[3], ésta
última con Roosevelt ya dónde las cajas, todo aparentaba ser buenos rollos,
fotos simpáticas para subir a facebook y
el consabido “tenemos que quedar más y
ponernos al día”. Pero mientras tanto, la carrera por ver quién llegaba
antes a Berlín, finiquita el nazismo y tiene la mayor influencia en una Europa
hecha unos zorros se hace patente entre la URSS y EEUU. Y además los muy capullos
te etiquetaban en las fotos que peor salías (entiéndase la metáfora como que la
propaganda contra el otro comenzaba a funcionar a pleno rendimiento).
Conferencia de Yalta. De Derecha a izquierda: Stalin, Roosevelt y Churchill. Éste último haciendo casi la fotosíntesis el pobre. |
En la crítica situación de postguerra, EEUU se percata de
que una Europa hundida es un caldo de cultivo para el comunismo, y como que a toda Europa de repente le
salieran rabo y cuernos no era de su agrado, decide lanzar un plan de créditos
para que los países devastados por la guerra puedan superar la crisis. Es el European recovery program (o “Plan
Marshall”, el de bienvenido Mr). La URSS, copiotas ellos, no se queda atrás y hace lo mismo con el COMECON. No confundir con el Kominform (que me pasa hasta a mí) que
es el programa de propaganda que diseña el ministro soviético Molotov (el de
los cócteles)[4]. Hablando mal y pronto, Europa comienza
a ser la meretriz de las dos grandes potencias, ya sabéis, quien paga manda y
si el cliente tiene gustos raros ahora te aguantas y haber estudiado. Llegará por tanto un estado
de tensión permanente, ya no solo entre las dos potencias, sino entre los
bloques que se han creado al regazo de cada una de ellas. Bloques que suponen
alianzas primero económicas y más tarde militares. Es decir, que casi todo el
mundo está pillado por las gónadas o por la URSS o por los EEUU por una cosa u
otra.
Hasta aquí todo más o menos
bien, cada uno con su dinero hace lo que quiere, ya sea tirarlo en créditos a
Europa o en comprar discos de Chenoa, así que todavía no hay problema, pero enseguida van a surgir
una serie de crisis que pondrán a huevo el enfrentamiento entre las dos grandes
potencias surgidas tras la guerra, pero que sin embargo no culminará ninguna de
ellas en enfrentamiento directo, porque ambos saben que su usan la mitad del arsenal atómico que tienen no
queda vivo ni el gato. Y tampoco es plan destruir la tierra por un quítame allá
esas pajas, sobre todo si puedes llevar la guerra en una escala pequeñita a
otros países.
Primeros
sustos
La primera crisis importante es
el llamado Golpe de Praga
(1948). Todo empieza con los inocentes
checoslovacos pidiendo el Plan Marshall un viernes por la noche y rechazándolo
antes de que termine el finde porque los rusos han oído no sé qué de un plan y
un Marshall y dicen que como se tengan que levantar a ver qué pasa. A todo esto
los comunistas checos ven que igual pierden las elecciones, con lo bien que
iban en intención de voto y que total, si van a ganar de todos modos, pues se
da un golpe de estado antes y todos tan contentos. Checoslovaquia está muy
cerquita de Europa occidental y da bastante canguelo, pero los americanos se
conforman porque la crisis pilla a los principales embajadores soviéticos en
una conferencia en Londres y todos les afean la conducta y quedan como los
malos. Los checoslovacos que hubieran vivido en un país más lejano. Es decir, que el enfrentamiento directo no
llega a estallar, en lo que será una constante de la guerra fría.
El segundo es la crisis de Berlín (1948-49). A Berlín
la dejaron dividida después de la guerra en cuatro zonas de influencia,
americana, soviética, francesa y británica. Y los aliados deciden unificar sus
zonas junto con la moneda. Los rusos
dicen que de eso ni hablar y montan un bloqueo en Berlín de agárrate y no te
menees, para que no pase ni Plancton, el del Cubo de cebo. ¿Qué hacen los USA?
Pues montar un puente aéreo continuo, pasándose el bloqueo por el capítulo de
hipotecas y dejando a los rusos mirando el cielo y viendo pasar aviones con
cara de circunstancias. Dinero no habrá para sanidad, ni para educación, pero para
tontadas…
¿Qué dos cosas se aprenden de
esto?
-
Que Inglaterra y Francia se quedan a verlas
venir, levantando la mano en clase, pero sin que nadie les haga el menor caso.
Europa empieza a pintar menos en las relaciones internacionales que un canterano
en el Real Madrid.
-
Es el momento de las demostraciones de poder, de
ver quién mea más lejos y de dar a entender al contrario, así, como quien no
quiere la cosa, que si hay que repartir galletas, tenemos de todos los colores.
Tan mal está la cosa que EEUU
monta la OTAN (NATO en bárbaro, “Organización del tratado del Atlántico Norte)
en 1949. La primera vez en su historia que los EEUU firman un tratado bélico en
tiempos de paz. Los soviéticos responderán con El pacto de Varsovia, pero ya
más tarde, en 1955. Ahora ya si se monta una guerra se mete medio mundo. Como
con los Sistemas Bismarckianos, pero a lo hardcore, porque las armas del
momento son bastante más chungas.
Como las cosas estaban calmadas
en China se anima la cosa. Desde los
años 20 China estaba en una guerra civil entre los nacionalistas y los
comunistas. En las zonas donde iban triunfando los comunistas se iban
colectivizando los campos y esas cosas de rojos, pero como los chinos siempre
han sido raros y China es muy grande tampoco iba occidente a decir nada, mucho
menos cuando en la II guerra mundial, fue invadida por Japón y se la
consideraba de los “buenos”. A todo esto, Mao (no el de la cerveza) junto con
un cerro de seguidores comunistas se van andando por toda China, perseguidos
por el ejército nacionalista, hasta llegar Pekín, en la llamada “Larga Marcha”
(1934-1935), una animalada que comparada con ella Frodo y Sam se van solo a por
el periódico dominical de la Comarca antes del aperitivo al kiosko de la
Cuaderna Este[5]. La
gesta hace que se proclame la República Popular China. A Rusia se le hace el
culo Pepsi-cola y prepara ya el champán y la tarjeta de San Valentín porque el
país más poblado de La Tierra abraza el comunismo, mientras que Occidente
prefiere continuar apoyando a los tres o cuatro nacionalistas que han quedado refugiados
en Formosa (lo que hoy es Taiwan). Menos mal que China fueron comunistas a su
manera, pero ya seguiremos con eso.
Mao, en su burro "cinco estrellas" en plena Larga Marcha |
Lo de China era solo para poner
en contexto la que se pudo liar en la Guerra
de Corea (1950-1953), que ahí sí que faltó poco para saltar todos por los
aires. Cuando se expulsa a los Japoneses tras la guerra, Corea se divide en dos
zonas, Corea del Norte (donde hoy viven esos dictadores tan graciosos y
tarados) procomunista y Corea del Sur (donde se come perro y hay mundiales)
proamericana. Corea del Norte invade Corea del Sur porque les pillaba cerquita
y el presidente americano Truman dice que tonterías las justas y envía al
general McArthur, héroe del Pacífico en la guerra contra Japón y más chulo que
un ocho verde pistacho. La cosa resulta un paseo militar para los americanos,
hasta que China dice que a ver si se meten con alguien de su tamaño y que
mañana a salida del tuto nos vemos. McArthur propone nada más y nada menos
lanzar una bomba atómica sobre China y acabar con los melindres de una vez por
todas y el presidente americano Truman (suponemos que desde el baño porque se
había cagado patas abajo) le destituye inmediatamente. Así que se firma la paz,
se queda Corea dividida en dos, que tampoco pasa nada, y aquí paz y después
gloria.
Conclusiones:
-
Casi mejor
si no se llega a la guerra total entre bloques, piensan las
superpotencias. Que la broma no pase de unos límites.
-
Pero eso sí, los bloques se alinean con toda
claridad, sin dudas.
-
Con China no nos metemos que al final acabamos
todos llorando
-
“Si hay
que meterse en guerras para impedir que el comunismo avance, mejor lo hacemos a
partir de ahora en países pequeñitos”, pensaron los americanos.
"¡Dónde están los chinos que me los como!". Mc Arthur y la pipa más chula jamás tallada. Que aprenda Gandalf. |
Truman y Stalin tenían más peligro que un mono
borracho con una espada de luz jedi, así que los sustitutos de ambos,
Eisenhower para EEUU y Krushev para la URSS no pueden ser sino una mejora,
sobre todo, las cosas como son, gracias a Krushev. Se verá en la siguiente
crisis donde, en un giro inesperado de los acontecimientos, Se pondrán de
acuerdo.
Dramatización del peligro que suponían los citados presidentes con armas atómicas. |
Es en el conflicto de Suez (1956). El Canal de Suez estaba en manos de
empresas franco-británicas y al presidente Egipcio Nasser le apetece construir
la presa de Assuan. Pide dinero a GB y EEUU pero le ponen unas condiciones poco
favorables. “Pues ya está, nacionalizo el
canal, le pido ayuda a la URSS y todo son ventajas” Pensó Nasser, sin
habérselo pensado mucho en realidad[6].
Gran Bretaña y Francia envían tropas a Egipto y derrotan a su ejército sin
despeinarse. Mientras a Israel le da por invadir la península del Sinaí cuando
nadie está mirando. Rusia se arremanga y hace el gesto universal de unir sus
ojos con los de el de enfrente con los dedos índice y anular y no se lía la
tercera guerra mundial porque la diplomacia Americana convence a los soviéticos
de que no la monten, dejando a GB y Francia con un palmo de narices, con lo
bien que habían conquistado Egipto ellos solitos. La conclusión es que si las
dos superpotencias se ponen de acuerdo, Europa se calla y no protesta, no vaya
a ser peor que encima cobre.
Importancia del canal de Suez. O pasa por aquí o das esta pequeña vueltecita. ¿A que ya no te resulta tan caro el peaje? |
Las cosas iban tan mal, que en Berlín se levanta un muro, pero no para
contener a los Otros, ni para dividir a Springfield en zonas con distinto
prefijo telefónico, sino para separar las dos Alemanias, la Occidental (o
república federal Alemana) y la Oriental y comunista (República democrática
Alemana. Democrática, sí, los rusos eran unos cachondos). Lo que parece es que
las posturas son irreconciliables y que en el fondo la gente de Alemania ni
pinchaba ni cortaba en cuanto a si se levantaba un muro o no.
Y peor fue lo de Cuba. EEUU ya tenía los ojos puestos en
la isla tras haber hecho el ridículo más espantoso desembarcando en Bahía
Cochinos y fracasar estrepitosamente en una invasión de Cuba que estuvo
planificada con lo que viene siendo el culo[7].
Recordemos que Cuba se había pasado al
bando de los países comunistas tras la revolución de Fidel Castro contra el
régimen corruptísimo y pro-americano de Batista (no el de la WWF). Pues la cosa
empeoró más todavía con la Crisis de los
Misiles. En 1962 unos aviones espías americanos que volaban por allí para
fotografiar la flora local y que no eran espías en absoluto[8]
descubren que se están construyendo unas rampas para el lanzamiento de misiles
soviéticos. Y, oye, ellos podían tener toda la frontera europea plagada de
silos de misiles para lanzarlos contra Rusia a la mínima, pero que desde Cuba
se pudiera llegar a Florida con misiles (que está realmente a un tiro de piedra)
ya es otra cosa. No sé sabe qué hacer: ¿Desembarcamos?, ¿Bombardeamos?, ¿otro
bloqueo económico?, ¿ponemos velas a los santos?[9]
Parece que nadie va a ceder durante más de una semana y el mundo entero aguanta
la respiración y se dedica a hacer buenas obras antes de palmarla. Sin embargo,
finalmente, Rusia cede y retira los misiles. “A lo mejor si hablamos un poco antes de venirnos arriba con dos de
pipas la cosa irá mejor” se plantean las dos potencias e instalan una línea
de teléfono directa entre ambos presidentes, el famoso teléfono rojo (no
confundir con el línea directa para el seguro del coche), con el fin de hablar sin intermediarios
(salvo los traductores y los servicios secretos, claro) ante futuras crisis.
Cuba, al ladito de la Costa Este americana, desde donde casi se pueden tirar los misiles con la mano desde la terraza de la casa de Fidel. |
Habrá unas cuantas zonas más de
conflicto, EEUU envía a toda una generación de sus jóvenes a morir a Vietnam
(hijos de pobres, claro. George Bush J.R estuvo en la reserva naval donde los
únicos tiros que veía eran en las pelis de John Wayne en la tele de la cantina)[10],
mientras arrasa la selva con napalm y deja su imagen internacional por los
suelos. Para al final retirarse años después sin haber logrado nada. ¿Qué se les perdió en
Vietnam? Pues fueron por lo que ellos llamaban “teoría del dominó”, consistente
en pensar que si dejaban que la URSS tuviera una zona de influencia aunque
fuese pequeñita, de ahí podrían caer uno detrás de otro infinidad de países.
Como con las pipas, vamos.
El caso es que en los 70 ya ha
llegado el momento de parar con ver quién es el más macho que eso cansa mucho.
Bueno, eso y que empiezan a ver que con la tontería el gasto en armamento y
espionaje era inasumible[11]
y que mientras se malgastan millones de rublos y dólares, los listos de Japón y
Alemania, invierten en cosas de niñas pero que dan duros y al final empiezan a
hacerse fuertes en economía. Comienzan así
los acuerdos de no proliferación de armamento atómico[12]
y a cortarse un cacho antes de meterse en más guerras. Aunque los rusos tendrán
también su Vietnam particular en Afganistan (donde, nadie se lo esperaría, EEUU
apoya y entrena a los rebeldes islamistas, entre los que destacará un tal Bin
Laden, que luego dará mucho de que hablar).
En los 80 el presidente
americano Reagan le dará un revival a la guerra fría, pero con menos ímpetu,
por inercia solo, y ya cuando a la URSS le quedaba poco para colapsarse porque
el sistema comunista no puede hacer frente al gasto como el capitalista (de
hecho, más tarde se supo que una buena parte del arsenal atómico soviético era
de corchopán pintado con purpurina para que aparentara en los documentales
propagandísticos). En el 89 cae el muro de Berlín, coincidiendo con la política
de apertura del presidente ruso Gorbachov, y supone el principio del fin para
la URSS y para el bloque comunista de la guerra fría.
¿Qué se hace entonces en las
pelis americanas si los malos ya no pueden ser los rusos? No pasa nada, para
eso están los árabes y más recientemente Corea del Norte. Por malos va ser…
Pero ya lo veremos al llegar al tema llamado “Nuevo orden mundial”.
[1] El equivalente al “no volveremos a
beber” tras una resaca gorda o el “para el siguiente examen me pongo a llevarlo
al día”.
[2] Italia, pese a ser aliado de Hitler,
acabó siendo un frente más para el ejército alemán. Estaba el frente
occidental, el ruso, el africano… y el italiano, cuando tenían que ir a
recuperar lo que el ejercito de Mussolini perdían.
[3] ¿A qué parecen marcas de cerveza?:
Teherán tostada; Yalta de cebada y Postdam Ale. Si bebes no firmes tratados de
paz.
[4] Es un programa de, pasmaos, “intercambio
de información y experiencias entre partidos comunistas”. Deberían pasarse cosas
del tipo de “cómo agradar a tu comisario político”, “test para saber qué padre
de la revolución eres” y “libro de recetas para granjas colectivizadas”.
[5] 12.500 kilómetros
en 370 días. Sería como ir andando de Madrid a Moscú, volver, irse otra vez a Moscú y nos faltaría aún la
distancia de Madrid a Oviedo. Pensadlo cuando os quejéis por tener que ir
andado al metro.
[6] Que puede parecer una tontería, pero sin
el Canal de Suez uniendo el Mediterráneo y el Mar Rojo por un istmo habría que
dar la vuelta a África parea llegar al mismo sitio que llegas en un momento con
canal.
[7] Según las malas lenguas, consecuencia de
lo mal que se llevaba el recién elegido presidente Kennedy (y partidario de reducir la tensión en la
guerra fría) con los servicios secretos americanos, la C.I.A a la cabeza, y que
al final, según esas mismas malas lenguas, le acabó por costar cara la broma al
pobre JFK.
[8] Guiño, guiño, codazo, codazo.
[9]
Que esto de los santos puede
parecer una coña, pero en España se sigue haciendo, ¿eh?
[10] Dato musical: La fabulosa “Fortunate
son” de la Credence Clearwater Revival habla precisamente de ello.
[11] Al gasto hay que incluir todo lo
invertido en la “carrera espacial”, en la que los rusos iban adelantadísimos
(pusieron en órbita el primer satélite, el Sputnik, a la perrita Laika y
lanzaron al primer hombre al espacio, Yuri Gagarin), hasta que los americanos,
con la ayuda de científicos nazis reconvertidos, llegan a la luna con el Apolo XI y se acaba la
competición porque ya no tiene gracia seguir si el enemigo ha llegado tan lejos.
La carrera espacial es tan interesante que igual hago una entrada sobre ella y
todo.
[12] Más que nada porque ya empiezan a
tenerlo también otros países y cualquiera puede ya empezar a soltar misiles
atómicos a la mínima y porque ya la diferencia entre tener cinco mil o seis mil
cabezas nucleares es absurda si ya con diez revientas la Tierra.
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