jueves, 6 de marzo de 2014

La revolución francesa (II)



Habíamos dejado a los franceses muy atareados a ver si redactaban una constitución. No parece tarea fácil de por sí, pero es que además como si todos piensan lo mismo la cosa no tiene gracia, ya van a empezar de buena mañana con las divisiones internas y con las llevacontrarias. No podían todos pensar igual, no. ¿Qué grupos políticos tenemos entonces?:

-          Los Girondinos. Son el sector moderado, casi hasta el punto de que para eso pues no hacemos revolución y tampoco hubiera pasado nada[1]. Representan a la burguesía con (bastante) dinero y son monárquicos, con una constitución de por medio eso sí, y defensores de la propiedad privada ante todo. A ver si van a venir ahora los pordioseros a quitarnos las cosas con la tontería de que hay una revolución. Se llamaban así porque venían de la región de la Gironda. Que vendría a ser como si cuando en España se redacta la constitución de 1812 a los miembros de un grupo se le hubieran llamado los murcianos. Muy serio todo.

-          Los Jacobinos. Estos se reunían en el convento de los jacobinos y de ahí su nombre. Del mismo modo que antes, si se hubieran reunido en su lugar en una marisquería hubieran sido los marisqueros. Estos son bastante menos partidarios de constituciones, reuniones, asambleas y demás perroflautadas y más de salir a la calle a montar gresca. Que haya propiedad privada, sí, vale, un poco, pero sin pasarse. Es decir todo lo que no sea que alguien tenga más que yo. Y si todo el cotarro se dirige con mano de hierro desde París para que luego la revolución no se ablande, mejor. De este grupo saldrá Robespierre que tendrá su momento de gloria cuando la revolución se nos vaya de las manos.

-          Los Montañeses. Como eran los más voceras y los más folclóricos, se les colocaba arriba del todo en las gradas porque a todos les entraba un poco de vergüenza cada vez que hablaban de lo mucho que exageraban. De ahí su nombre, los que vivían en la “montaña”[2]. No eran conscientes que desde arriba se escupe y se lanzan cosas mucho mejor que desde abajo, pero ellos sabrían. Eran la baja burguesía y gente con poco poder económico.

-          Los más bestias de todos eran los demócratas, también llamados cordeleros. Que hoy se nos llena a todos la boca con la palabra y en su momento era casi un insulto. Bueno, sin el casi. ¿Votar todos? Pero… ¿todos, todos? ¿Campesinos y charcuteros también? Estos pensaban que sí[3] y que si no había rey tampoco iba a llorar nadie, pero eran cuatro gatos en estas reuniones. Marat[4] fue uno de los más destacados.

"¡A ver los de arriba si nos callamos y se puede oír algo!"

-          Paralelamente a estos rondaba la masa de gente que no tenía donde caerse muerta, la gente más miserable de las ciudades de los que algunos no sabía leer, ni escribir[5]. Los desarrapados o sans-culottes (significa sin calzones, sí, pero no os vayáis por lo erótico que no tiene nada de eso la cosa) Estos son los que cuando hay que ponerse a cortar cabezas o a quemar sitios van a ir  los primeros no sea que les quiten el sitio[6].

La moda Sans-Cullote arrasando en los arrabales de París. Espadas no incluídas.
Bueno,  sigamos que la asamblea estaba liada con la constitución y ésta no va a escribirse sola. Si recordáis las fechas y el ritmo que llevaban las cosas, ahora saltamos ya al 4 de Agosto[7] el día que se decreta la abolición de los diezmos (es decir, el pagar una parte de tus ganancias a la iglesia) y los derechos feudales (los nobles tienen una serie de derechos propios porque eran nobles y dios lo quería así, recuerden). Y el 26 de Agosto[8] se proclama, por primera vez en Europa, la declaración de derechos del hombre y el ciudadano (que por lo visto no debía ser lo mismo). Decimos hombres, de mujeres y esclavos nada. Hasta 1791 no se redactará una declaración de derechos de la mujer y la ciudadana (lo redacta una de las primeras feministas, Olympe de Gauges[9]), que acogen todos los de la asamblea con muy buenas caras y con sonrisas, pero que luego no oficializan los muy perros.

Los derechos naturales del hombre, y como naturales que son, resultan aplicables en cualquier lugar o época, ya sea Rivendel o Tatooine, son los siguientes:

  • la libertad
  • la propiedad
  • la seguridad
  • la resistencia a la opresión
  • la igualdad
Y ya con esto en mente y como punto de partida, nos podemos poner con la constitución que si no luego se olvida lo fundamental. 

La reina Cersei da la razón a Olympe de Gauges.

Y ya, por fin, en 1791[10] redactan una constitución preciosa y pinturera, que fue imitada por todas las posteriores primeras constituciones europeas.  ¿Qué viene a decir esta constitución? Pues sobre todo:
-          División de poderes. Al rey le ata en corto una asamblea, elegida por los ciudadanos. Pero no todos, ¿eh?, solo unos pocos. Luego vemos cuántos. Por otro lado a los jueces los paga el estado. Nada de que los ponga el rey o de que los nobles hagan lo que quieran en sus dominios.
-          La administración se descentraliza, se pasa de los jacobinos que pretendían dirigirlo todo desde París y se llevan el gato al agua los murcianos, digo los girondinos, y Francia se dividirá así en un montón de departamentos. Modelo administrativo luego copiado por todo el mundo. El sistema de provincias español, sin ir más lejos.
-          Se considera que ahora los curas son funcionarios y como tales tienen que jurar lealtad a la constitución[11].
-          Los ciudadanos activos, los que puedan votar y eso, serán los hombres (lo sentimos, chicas, haber nacido con un cromosoma Y)[12], mayores de 21 años (lo lamentamos, gente más joven, pero cuando seáis padres comeréis huevos) y los que puedan pagar una renta determinada (Mira que me sabe mal pobres, pero… Bueno, en realidad no lo sentimos. ¡A morirse de hambre a otro sitio!) Quedará fuera del sistema político una jartá de gente, el llamado “cuarto estado” que en breve se tomará estas cosas un poco mal y la liará, que yo no he hecho una revolución para estas medias tintas y para que en lugar de chulearme un noble me chulee un burgués.

No, no se están cargando un libro. Es una sutil metáfora sobre la redacción de la constitución de 1791.
De política sabrían algo, eso no se lo vamos a discutir, pero de economía… Tuvieron una idea buena, confiscar y vender los bienes del clero[13]. Pero a esa se le sumó una ideaca digna de Ralph Wiggum o del Rey Hielo (con la corona puesta): Hacer una moneda propia de la revolución, un papel moneda al que llamaron “asignado”. La inflación que provocó solo fue superada por las revueltas sociales a las que dio lugar. Realmente eran como una especie de bonos del tesoro, emitidos con el deseo de que si había muchos en circulación acabarían funcionando como moneda legal,  pero en realidad, y no es coña, al final funcionaron como el dinero de Rascapiquilandia[14]

"No se admite el asignado".

Bueno, ya hay constitución, y sabéis que toca, ¿no? En efecto, otro cambio de nombre. Ahora la asamblea pasa a llamarse legislativa (porque va a hacer leyes, es decir legislar)[15] Y se va a empezar a calentar la cosa… ¿Lo dejamos aquí ahora que está interesante la historia? Y así probamos a ver qué tal salen las entradas algo más cortas y si se leen mejor y se prefieren a las más largas.


[1] Exagero mucho, que el paso respecto a lo anterior fue enorme, pero es para contraponerlo con los otros que eran más radicales.
[2] De hecho los términos “izquierda” y “derecha” empiezan a emplearse con tintes políticos en este momento, según donde se sentaban los señores en la asamblea. En una dimensión alternativa en la que se hubieran sentado al revés hoy día estarían cambiados los conceptos.
[3] Eso sí, lo de que votaran las mujeres no lo defendían ni los más radicales. Otra cosa que hoy damos como lo más normal del mundo y que costó horrores conseguirlo.
[4] Si no fuerais tan jóvenes haría la coña con “Marat Thermolactyl” para que os acordarais mejor del nombre del señor. Ahora que lo pienso, creo que habría que tener casi la edad del mismo Marat para acordarse de la referencia.
[5] Razón por la cual lo de conocer las ideas filosóficas del momento y lo de redactar constituciones les venía tan grande como a Belén Esteban discutir sobre la teoría de cuerdas.
[6] ¿Veis como no era erótico?
[7] El mismo día que Skynet entra en línea con la red global en la saga de Terminator. ¿Y por qué lo de Terminator no se me olvida y lo de la revolución francesa sí? Misterios de la mente humana…
[8] Si hubiera sido el 29 habríamos hecho pleno friki porque es el día en que Skynet toma conciencia propia. Hubiera sido tan bonito…
[9] Y eso que no decía que hombres y mujeres eran iguales, para ella eran diferentes.  Las mujeres mejores, por supuesto. Cada vez que veo a Lena Heady interpretar a Cersei en la serie “Juego de Tronos” no puedo estar más de acuerdo con ella.
[10] Para unas prisas, vamos. Y mejor así, que luego con agobios estas cosas salen hace mal. Y si me preguntáis ahora cuánto tardó en redactarse la española de 1978 después de haber hecho esta coña tengo que deciros que casi mejor lo busquéis vosotros en Internet que yo no me atrevo a ponerlo.
[11] Molaría hacer la prueba hoy día para ver cuántos estallaban en llamas al mero contacto de la constitución. Que no… que serían muy pocos, que luego me cierran el blog y vienen los inspectores…
[12] En ese momento no sabían que era eso, pero es que escrito así queda más fino.
[13] Buena como medida recaudatoria, digo. Que ya con lo de la constitución de antes me la he empezado a buscar y no quiero seguir por ahí.
[14]  Ya sabéis como funcionan los bonos del tesoro, ¿verdad?, el estado necesita cuartos y te vende partes de la deuda con la promesa de que tendrá beneficios en breve y podrás recuperarlo con intereses (el timo de la estampita, pero en legal, vamos). En ese momento te los daba el nuevo estado francés si te debía algo con la promesa de que te lo devolverían cuando confiscaran bienes de los nobles malos y luego ellos ya lo destruían para que no se usaran más. Como dije arriba pasó como con el dinero de Rascapiquilandia, que luego no se aceptaba en el país de emisión.
[15] Dejo a vuestra imaginación como se llamaría el parlamento español, si fuera una asamblea, cuando redactan las leyes que hacen solo para fastidiarnos.

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