viernes, 28 de febrero de 2014

Revolución Rusa



La revolución rusa es otro de esos temas que a la te descuides te quedas sin enterarte de nada por la rapidez de los acontecimientos y la importancia de todos ellos.
Pongámonos en situación. Antes de la revolución, Rusia era una de las pocas monarquías absolutas que quedaban en Europa, en este caso el Zar tiene todo el poder en sus manos, como el emperador Palpatine, sin parlamentos, elecciones y pijadas de esas que se tienen en otras partes. Al menos los siervos ya, aunque sea hace nada, han dejado de estar adscritos a la tierra y ya no se pueden vender con ella (desde 1861, concretamente). Pero, vamos, que políticamente Rusia estaba muy atrasada. Tampoco tenían mucha industria y la poca que tenían estaba concentrada en las grandes ciudades (en Rusia todo es grande).

Por si las cosas iban bien, al zar se le antoja meterse en una guerra con Japón meter el hocico en territorios del Pacífico, que era donde ambos países pretendían instalar colonias. Iban pensando en que los japos les iban a durar una tarde (“¡Unos orientales contra el gran imperio ruso!, ¡vamos hombre!”), pero el almirante Togo, con tácticas y armamento de guerra moderna,  les da a los rusos lo suyo y lo de sus primos de Ucrania. Claro, el material es anticuado (Japón ya empezaba a ser una potencia industrial), estaban mal organizados, los mandos eran unos enchufados del Zar… Como las levas de población[1] nunca caen bien y como además la guerra lleva a una escasez de alimentos (que en guerra todo va para el frente) en 1905 estalla una serie de huelgas violentas y manifestaciones duramente reprimidas. Según se cuenta uno de los principales instigadores de la gresca, el famoso Pope Gapón, en realidad era un agente zarista infiltrado, para poder así reprimir la situación con más motivos cuando los perroflautas empezaran a romper cosas[2].

Sea como fuere, la situación se va de las manos y el Zar se asusta un poco (tampoco mucho que era muy macho) y redacta un manifiesto dando algunas libertades, pero no porque los hombres sean libres o rojeces de esas, sino porque él es muy bueno y generoso y además ya tenía pensado hacerlo antes de las manifestaciones. Además concede que exista una especie de parlamento, la Duma, que en el fondo va a pintar entre poco y nada. La burguesía, que si jugara a las siete y media se plantaría con un cuatro, se queda contentísima, mientras que el resto piensa que en el fondo no se ha hecho nada. La llamada revolución de 1905 se queda ahí. También se conoce como el “domingo sangriento”, que suena más a peli de Wes Craven con varias secuelas que a revolución seria, pero qué le vamos a hacer.
El Pope Gapón. Con esa planta de latin lover no me extraña que moviera a las masas.

El Zar, que debía tener problemas de aprendizaje (es lo que tiene la endogamia en las familias reales europeas), en cuanto estalla la primera guerra mundial ahí que vuelve a mete a Rusia de cabeza. Envía tropas como quien envía sacos de patatas, porque tocaban a un fúsil para cada tres soldados[3]. Y pensarán ustedes que para eso por qué no enviaba el Zar a su santa madre montada en monociclo a la guerra. Preguntan bien, porque el enfado de la población rusa dará lugar a la segunda revolución (sí, el tema se llama “La revolución Rusa” pero hay varias. Como pasa con “la guerra de las galaxias”, vamos). Es la revolución de Febrero de 1917. De nuevo hay manifestaciones, pero esta vez los soldados enviados a reprimirlas se unen a los manifestantes y entre soldados y obreros comienzan a llevarse bien y a organizarse en Soviets, quienes (al igual que las juntas de gobierno en la guerra de independencia española o en la asamblea constituyente en la Francia de la revolución), comienzan a ir a lo suyo pasando del Zar y del gobierno como de comer pienso.
El Zar (que no lo hemos dicho, pero era Nicolás II) abdica en su hermano Miguel, pero este dice que muchas gracias, pero que el marrón mejor que se lo coma otro y abdica también. Al final le cae el gobierno al duque Luov, un aristócrata ruso que tuvo la mala suerte de haberse hecho conocido en la Duma aquella.
El problema es que van a empezar a jugar los dos poderes por separado, la Duma con Luov por un lado y los Soviets por otro, cada uno con sus medidas y sus cosas.  A todo esto, la guerra sigue, y con ella las manifestaciones, huelgas y desórdenes. El gobierno provisional culpa de todo a los bolcheviques[4] y detiene a sus dirigentes. La cosa está tan mal que un general (Kornilov) da hasta un golpe de estado pensando en restaurar el orden.

Por si fuera poco, Lenin (máximo dirigente bolchevique e ideólogo marxista renombrado), que estaba de Erasmus en Alemania[5] vuelve para que la revolución no se quede en agua de borrajas e instaurar la dictadura del proletariado. Los alemanes, encantados de meter a Lenin a liarla en Rusia (recordemos que Rusia sigue en la guerra, precisamente contra Alemania) le hacen una fiesta de despedida y le dan todo tipo de facilidades para que vuelva a montarla a su casa. Lenin llega y dice que hasta ahora todo ha salido mal porque no hay organización y que menos mal que ha venido que si no no hacemos nada y mira las horas que son ya.
Lenin señalando a quien se ha tirado el pedo en la reunión y poniéndole en evidencia.

Lenin, junto con su colega Trotsky[6] organizan el cotarro y los bolcheviques toman el poder apoyándose en los soviets, Es la revolución de Octubre (1917). De hecho, cuando uno se refiere a la revolución rusa, se refiere a esta. Prácticamente sin derramamiento de sangre. “Solo” apuntando con los cañones con el acorazado Aurora al palacio de invierno y tomando fábricas y lugares importantes. Todavía no matan a la familia del Zar, eso vendrá más tarde, en la guerra civil posterior.
¿Qué decretos toma el nuevo régimen?:
-          Paz inmediata y sin concesiones. La guerra era del Zar y los bolcheviques pasamos de movidas (que ya tendremos, ya)
-          Abolir la gran propiedad privada, sin indemnización y ceder la tierra a los campesinos.
-          Ceder el control de las fábricas a los trabajadores
-          Proclamar la igualdad de todos los territorios que habían estado en el imperio Ruso.

Trotsky. Lástima su muerte, hubiera sido un villano de pelis de Hitchcock impagable.
Hasta aquí todo suena bonito y utópico. Pero la cosa es que en la Duma igual se vota otra cosa que ya se sabe cómo la gastan los burgueses, así que un marinero armado la disuelve en nombre de los soviets y santas pascuas.[7]
¿A dónde vamos de aquí? En efecto, a la guerra civil, que ya lo hemos dicho. Pero ya se verá el próximo día.

 La disolución de la Duma no sentó muy bien, así que tanto la parte del ejército que continuaba fiel a los zaristas, junto con el resto de partidos contrarios a los bolcheviques se unirán en el Ejército Blanco (nada que ver con Saruman) y comenzará la guerra civil. Los bolcheviques no solo han de enfrentarse a los blancos, también a movimientos separatistas en lugares del antiguo imperio, Ucrania por ejemplo, y a las potencias extranjeras que envían ayuda para sofocar la revolución, por si cunde el ejemplo entre las masas de trabajadores europeos. Como suele pasar, el resultado fue el contrario al esperado, porque convirtieron la guerra en una lucha de orgullo nacional contra el enemigo invasor y eso motiva y une mucho
¿Cómo se convierte un grupo de obreros y soldados rasos en un ejército capaz de hacer frente al enemigo? Gracias a Trotsky, quien se encarga de reformarlo. Al principio trata el hombre de democratizarlo, pero tú ponte en mitad de una guerra a formar asambleas para organizar las tácticas, y a votar las incursiones y ya verás lo que duras. Conclusión: Mano dura[8]. Al hombre hay que reconocerle que convirtió a unos muertos de hambre en el temible Ejército Rojo.
Ya en Julio les da a los bolcheviques por matar a la familia real, que estaba prisionera en un palacio, no sea que el ejército blanco les libere y para qué queremos más. De hecho matan a toda la familia, pero también al cocinero, al médico y al mayordomo. Y porque en aquella época no había profesor de tenis o personal shopping que si no también hubieran caído.[9] Bueno, la princesa Anastasia se salva, o al menos eso dice el cine. El cine nunca nos mentiría, ¿verdad?

Lo que ocurre es que con eso de que hay guerra no es momento de ponerse a cumplir programas electorales[10], así que venga, nos tenemos que sacar un comunismo de guerra, que hay que producir como sea y para eso nos inventamos los divertidos “sábados comunistas” que no es otra cosa que ir al curro un sábado, sin cobrar, evidentemente, y elevamos a héroe del pueblo al que más se deslome en la fábrica[11]
A todo esto, se redacta una constitución en 1918 y se proclama la creación de la URSS (Unión de repúblicas socialistas soviéticas) donde todas las repúblicas de la federación: Ucrania, Bielorrusia, Letonia, Lituania, Kazajistán… Estarán en condición de igualdad  con Rusia. Y ahora lo volveré a escribir sin que me entre la risa.

Cuando acaba la guerra con el triunfo bolchevique ya se puede implantar el modelo comunista, pero Lenin piensa que si se deja un poquito de capitalismo, para las pequeñas empresas y tal, para irnos reconstruyendo mejor tras la guerra, tampoco pasa nada. Es la N.E.P (Nueva política económica) Si para el comunismo ya habrá tiempo, si la dictadura del proletariado será el fin de la historia.[12], no pasa nada porque se retrasen un poco las implantaciones comunistas. A Trotsky no le acaba de hacer mucha gracia, pero el sistema funciona porque desahoga un poco a las clases medias.
Y queda otra cuestión de importancia… ¿Asentamos el comunismo en Rusia y el resto de países que hagan su propia revolución los muy vagos o nos dedicamos a exportar la revolución por el ancho mundo? Trotsky era partidario de la expansión del comunismo, opinaba que si no no podría funcionar la cosa,  pero había un trepa en el partido, Stalin que opinaba lo contrario. Llevar la contraria a Stalin no podía llevar a nada bueno, como Trotsky (y millones de rusos) aprendieron más adelante[13]. Porque a la muerte de Lenin en 1924, Stalin será quien tome el poder.

La Rusia de Stalin o los planes quinquenales son fenomenales[14]
Stalin no debía destacar por su sentido del humor y lo de improvisar tampoco era lo suyo. Su gobierno va a caracterizarse por un término: Planificación. Tanto en lo político, con un control férreo del partido y de la URSS, como en lo económico. Se fijan para ello una serie de directrices a cumplir en las industrias y en el campo, con vistas a cinco años (de ahí lo de “quinquenales”) y como nadie se atrevía a preguntar qué pasaría si no se cumplen y a nadie le venía bien comprobarlo, la cosa empieza a ir como un tiro (sin intención de hacer doble sentido). Además, como hay un montón de desertores, enemigos del régimen y gente que ha mirado mal a Stalin, a esos se les puede poner a trabajar forzadamente. Que, las cosas como son, un ahorro supone.
Stalin haciendo con el crucigrama del "Mundo obrero" y fumando tabaco de la Cuaderna Este.

Stalin se cepilla a todos los antiguos bolcheviques de la vieja guardia que no le apoyan[15] y dirige el partido y la federación con auténtica mano de hierro. Por si fuera poco la II guerra mundial comenzará y aunque habían firmado un acuerdo de no agresión Hitler y él, el del bigote más ridículo decide pasárselo por el capítulo de hipotecas y atacar Rusia. Ya veremos lo que pasa en posteriores posts. Pero si hasta ahora se planificaba y primaba la industria pesada frente a todo, ya no te cuento luego… Avanzo, eso sí, que mucho desembarco de Normandía y mucha peli, pero sin la URSS el curso de la guerra hubiera sido bien distinto.


[1] Las levas son reclutamientos para la guerra entre la población.
[2] Y luego la policía secreta de aquí pensará que han inventado la sopa de ajo cuando van disfrazados a las manifestaciones a repartir leña. Ya me imagino al Pope Gapón gritando a la policía Zarista: “¡Cuidado, que soy compañero!”.
[3] Verídico. Iban tan contentos de la manita tres soldados con un fúsil y cuando se moría el que disparaba lo cogía otro turnándose y compartiendo los juguetes como buenos amigos. 
[4] Existían varios partidos políticos en la Duma, ahora nos interesan el partido obrero, dividido en mencheviques (moderados) y bolcheviques (radicales).
[5] Exiliado, de Erasmus, lo mismo da…
[6] Que, año tras año, siempre hay algún alumno que me dice que tiene nombre de perro. Pobre, para lo que ha quedado.
[7] Supongo que os estaréis preguntando que es un lío de los Soviets y lo de los bolcheviques. ¿No son lo mismo?. No del todo. Los Soviets serían el equivalente de si se juntaran para dirigir el instituto los alumnos y los profesores interinos  (los muertos de hambre, vamos) pasando del equipo directivo, a su bola. Los Bolcheviques serían si un grupo de alumnos, padres y profesores,  forman una asociación para ir juntos al consejo escolar, que sería la Duma, con una serie de reformas.  Lo que hace que en los Soviets hubiera bolcheviques y viceversa. Es solo un ejemplo, ¿eh?, por si me lee el director/a de mi actual centro.
[8] Con ocurrencias tan simpáticas como que si un soldado deserta, la familia está obligada a sustituirlo con otro o a pagar una multa; o las diezmas, novatada consistente en que si un batallón se desmandaba, se les ponía a todos en fila, se iba contando hasta diez y un tiro para el décimo. Repetir las veces que sean necesarias.
[9] Matan hasta a los perros. A todos. Prácticamente exterminan a la raza de galgos rusos, borzoi, por considerarlos perros de la nobleza. Alguno se salva y hoy día es un símbolo de Rusia, lo que son las cosas.
[10] De nuevo, Rajoy tampoco ha inventado nada con lo de “la realidad no me deja cumplir el programa”.
[11] Destacará, algo más tarde,  Stajanov, joven  minero que se picó el pavo 607 toneladas de carbón en un día. Catorce veces lo pedido. ¡Así se sale de una crisis y no pidiendo la baja! De ahí viene el término “estajanovista”. Úsalo en una conversación y queda como un señor.
[12] La historia entendida como “lucha de clases” por Marx. Como ya todos serán felices y nadie explotará a nadie, ya no harán falta más revoluciones, el comunismo nunca morirá y al no cambiar ya nunca de sistema se “acabará” la historia.
[13] Unos cuatro millones de muertos entre hambrunas, purgas y demás.
[14] ¿A que con la tontería de la rima se te va a quedar en la memoria para toda la vida? A mí me pasó.
[15] Trotsky huye a Méjico, pero hasta ahí le sigue la mano de Stalin y acaba con él. Valar Morghulis.

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